La república bajo asedio : reflexiones políticas de una Argentina devastada /
Julio César Spota.
- 1a ed.
- Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Vértice de Ideas, 2024.
- 327 páginas ; 24 cm.
Índice: p. [5]-[6].
El presente libro compila una sucesión de escritos éditos e inéditos redactados con espíritu polémico y afán didáctico por espacio de casi tres años (agosto 2020-junio 2023). Reelaboradas, ampliadas y ensambladas hasta lograr unidad de concepto entre piezas en principio autónomas, las siguientes páginas representan un abordaje reflexivo practicado sobre nuestra convulsionada realidad política. Afligidos unos y otros a causa de las calamidades perpetradas por el gabinete de científicos, la irritación a ambos lados de la grieta aconsejaba enmudecimientos preventivos. La ruinosa gestión pública del trance pandémico instaba a la desesperación general en todo momento y los riesgos aparejados por la sinceridad amenazaban con descerrajar represalias individualizadas en cada momento. Se sabe de sobra que bajo el yugo populista la libertad de pensamiento garantiza correctivos y la opinión discrepante autoriza tormentos. En semejante composición de lugar todo invitaba a disimular la tragedia en pos de sobrevivirla. Aplicando un poco de la resignación de Luca Prodan a nuestra argentinidad deteriorada, acaso cabía concluir con ánimo precautorio: ¿Mejor no hablar de ciertas cosas? Pero en rigor, la más genuina cepa criolla ostenta una fibra por completo batalladora. Por tal motivo creí pertinente recurrir al desenfado de Sarmiento, proclamar: “Vengo con los puños llenos de verdades y las voy a desparramar a los cuatro vientos”, y bancar la parada. Opción principista de ribetes poco alentadores que eventualmente condujo al volumen que usted tiene entre manos. La República bajo asedio abriga una aspiración modesta: llamar la atención sobre el tenor de los estropicios que ocurren cuando el grueso de la ciudadanía admite atropellos con mansedumbre. Premisa que desde ya no convoca a la insurrección ni clama por una pueblada. Tan solo induce a la meditación. ¿Cómo es que toleramos el avasallamiento de lo más caro para nosotros? ¿En qué instante consideramos que la Constitución Nacional era opcional? Si algo debemos rescatar de todo este desmadre es una simple conclusión de consuno omitida en nuestro inconsciente colectivo. A contramano de lo que afirma el adagio, la excepción impugna la regla. Por último, he de confesar un anhelo pedagógico-social hasta ahora mantenido in pectore: abrigo la audaz esperanza de ayudar a despejar la tremenda confusión reinante en una población intoxicada con información viciada. El título más preciado que ostento es el de Profesor y al ejercicio de la enseñanza le dedico todas mis fuerzas, convencido de que en la educación estriba la clave para nuestro futuro. Claramente, la idea no es mía. La enarboló toda su vida el argentino más brillante de nuestra historia. Por eso, con la más completa humildad, trato de orientar mi sencillo quehacer hacia el horizonte de pensamiento que alguna vez nos hizo grandes: Educar al Soberano. No queda mucho más para decir en esta instancia. Lo relevante, si es que algo así habita en el libro que se abre, viene de aquí en más.